Texte original de Clorinda Cuminao Rojo
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Introducción
1El tránsito de la oralidad a la escritura fue el proceso histórico que permitió el surgimiento de los “escritos mapuche”2. La escritura aparece en un contexto desfavorable para el pueblo mapuche y su apropiación emerge como una manera de validar esta cultura para ponerla en la misma condición que la chilena. De este modo, el principal interés de los autores mapuche es dar a conocer la realidad y situación de su pueblo desde diferentes ámbitos como poesía, narrativa, estudios, ensayos e informes de investigaciones. Es más, algunos escritos de este tipo surgen desde las propias organizaciones y del movimiento mapuche con la finalidad de difundir sus demandas y reivindicaciones.
2Entre los años 1986 y 1999 esta producción aumenta y se diversifica, ampliándose hacia nuevas disciplinas producto de la profesionalización de los mapuche. Esto va a implicar una importancia creciente de la escritura producida por mujeres que da cuenta de la situación interna de la cultura y del pensamiento que brota desde lo femenino y que se hace público. Al mismo tiempo, destacan los aportes que surgen desde el conocimiento mapuche y que dan cuenta de la diversidad y pluralismo cultural, temas que hoy son relevantes en la agenda social y política de Chile.
3“Escritos mapuche” corresponde al título de una investigación sobre este tema que consistió en un seguimiento, revisión y análisis bibliográfico de textos producidos por autores mapuche que han optado por la escritura para dar a conocer sus pensamientos, conocimientos y demandas. A través de este estudio se pretendió establecer las distintas áreas de preocupación considerando los diferentes puntos de vista y análisis con respecto a los temas abordados desde la perspectiva de los autores mapuche. Para la investigación se organizó una periodización que, si bien fue arbitraria, permitió ubicar a los autores en un contexto histórico, social y cultural.
4Antes de continuar, es necesario precisar que por “escritos mapuche”, entendemos toda obra realizada en forma individual o colectiva en los campos de la poesía, narrativa, ensayo, dramaturgia y otros estudios especializados, los cuales se analizan en función de los contextos sociales donde éstos se producen y los aportes que son capaces de hacer a los mismos.
5En este trabajo se pretende reflexionar sobre algunas ideas que surgieron de dicha investigación y también aquellas que después de pasado un tiempo aparecen como importantes de ser analizadas con algo más de profundidad. De esta forma, las temáticas que surgen tienen relación con el paso de la tradición oral a la escritura, resultado de la necesidad de difundir masivamente la situación social de los mapuche.
6Los primeros escritos surgen del mundo organizado y también del movimiento mapuche que se vale de la escritura para plantear sus reivindicaciones. Este contexto prepara el camino para que surjan autores mapuche en las áreas de la poesía, narrativa, estudios especializados y obras teatrales. Con la profesionalización de los autores, los escritos mapuche abarcarán otros campos disciplinarios, tales como la lingüística, la pedagogía, la historia, la sociología y la antropología, entre otros, lo que constituirá el “torrente fecundo” en la producción mapuche, tal como lo llamamos en aquella investigación.
7A través de la escritura se va sistematizando un conocimiento y la situación que se está viviendo, partiendo desde una lógica que se maneja al interior de la propia cultura. También las mujeres y sus escritos muestran una mirada –desde lo femenino– sobre problemáticas que afectan al movimiento general y a las mujeres indígenas en particular, tema sobre el cual aquí se bosquejan algunas ideas, pero que sin duda amerita seguirlo profundizando de manera independiente. También es necesario agregar que la relación que existe entre conocimiento mapuche, producción escrita y patrimonio cultural, es fundamental al momento de exigir derechos como pueblo.
De la oralidad a la escritura
8El tránsito de la oralidad a la escritura por parte de los mapuche surgió en un proceso que se caracterizó por la desestructuración de la cultura, hecho que comenzó a partir de 1883 con la “Pacificación de la Araucanía”, el otorgamiento de los Títulos de Merced y la dictación de leyes por parte del Estado chileno, que pretendían normar la vida de esta sociedad recién incorporada. La problemática de la división de las tierras y la constitución de reducciones, que se intensificó durante los años 1929 y 1931 con estas medidas, es que se pretendió “integrar” al mapuche al proceso de modernización que apareció absorbiendo a la cultura tradicional y a las identidades particulares. Las estructuras sociales indígenas son vistas como “reductos de atraso” que debían desaparecer; por esta razón, se impuso a los indígenas “una determinada forma de vida, de conducta a través de programas de educación, agricultura y vivienda”3. Estas medidas fueron de asimilación total, ya que los indígenas son vistos como poblaciones indiferenciadas, en ningún caso como pueblos, por ende no existía un reconocimiento de los derechos colectivos de los pueblos indígenas, situación que en Chile todavía está pendiente.
9Durante ese período, el modelo de desarrollo impulsado por el Estado chileno estaba inspirado por un colonialismo donde el progreso, la racionalidad y la modernización constituyeron políticas oficiales de dominación hacia las instituciones sociales y culturales que son consideradas como tradicionales. La práctica cultural y la costumbre tenían que ser modificadas según los modos de vida considerados modernos. De esta forma, los mapuche se transforman en una minoría étnica al interior de la sociedad y la nación chilena. El efecto que produjo esta situación fue una drástica reducción del poder de decisión y del control cultural. Esta idea recuerda al planteamiento de Guillermo Bonfil Batalla cuando se refiere a que en este proceso se fueron limitando las capacidades de decisión de los pueblos colonizados, a quienes se arrebató el control sobre los elementos culturales4. En tal caso, lo que aconteció fue un fenómeno de negación cultural que contrarrestaba con el de la resistencia que se manifiesta en la autoidentificación como mapuche y en la creación de espacios culturales propios.
10Este contexto no fue el más apropiado, principalmente cuando se inició la castellanización, pues implicó un quiebre cultural con la consecuente pérdida del mapudungun [lengua de la tierra], llevado a cabo a través de la educación formal. En términos sociales, los mapuches se vieron obligados a hablar y escribir el castellano. Sin embargo, surge un tipo de resistencia y adaptación cultural que da cuenta de un proceso dinámico, donde se realiza una apropiación de elementos culturales ajenos que se ponen al servicio de propósitos que permiten tomar decisiones autónomas. Esto fue lo que ocurrió con el tránsito de la oralidad a la escritura.
11Las formas de transmisión oral en mapudungun han constituido la base del mantenimiento de la cultura mapuche que fue y sigue siendo la más privilegiada, pero la apropiación de la escritura, tanto en mapudungun como en castellano, surge como una estrategia de desenvolvimiento cultural y como un ejercicio intelectual reivindicativo que aparece con los primeros mapuche que tienen acceso a la educación formal, los que posteriormente integrarían las primeras organizaciones mapuche alrededor de 1910.
12Los mapuche se valen de ciertos elementos que le son significativos al interior de su cultura. El hecho de estudiar, asistir a la escuela y posteriormente a las universidades, desde siempre ha sido bien visto por las familias mapuche. Esta situación amplió los espacios de la cultura, permitiendo la apropiación de aquellos elementos que resultaban útiles y necesarios. Desde aquel momento, generaciones de hombres y mujeres comienzan a escribir sus ideas, concepciones y a elaborar descripciones acerca de la cultura mapuche. Así, mediante la escritura, buscaron recuperar y expresar una identidad tanto individual como colectiva, pasando a ser con el tiempo los precursores de los escritos mapuche.
Organizaciones, movimiento mapuche y sus escritos
13Dentro de una periodización más bien arbitraria, se puede sugerir que los primeros escritos fueron realizados durante los años 1910‑1966. En ellos se describen y analizan los contextos sociales, culturales y políticos, tanto del pasado como del presente. En este período se realizan los primeros ensayos-estudios y poesía, su particularidad es que emergen del interior de las primeras organizaciones mapuche, que se caracterizaron por asumir estrategias que van desde iniciativas más culturalistas y tradicionalistas, como el caso de la Federación Araucana, hasta aquellas con una políticas más integracionista, como la Sociedad Caupolicán Defensora de la Araucanía, que buscaba establecer una interlocución con el Estado a través de sus diversos estamentos para poder solucionar los problemas considerados en aquel entonces como los más apremiantes, como el derecho a la educación y la justicia frente a la usurpación de tierras.
14Durante este tiempo se destacan autores como Manuel Manquilef con sus “Comentarios del pueblo araucano” [1911], o Manuel Aburto Panguilef, quien en sus discursos publicados en periódicos de la época, se refiere a la situación cultural, religiosa y política mapuche, llegando a plantear incluso la necesidad de una república indígena. Interesante fue el hecho de que en la mayoría de los casos, la publicación de la escritura mapuche fuera realizada por integrantes de organizaciones mapuche. Esta situación perfiló un tipo de escrito y de conocimiento que proviene y al mismo tiempo se plantea desde la cultura y el quehacer organizacional, lo que se manifiesta en la preocupación por dar a conocer las costumbres, los valores del pueblo mapuche y del uso del mapudungun y el castellano.
15Siguiendo con la periodización, existe un tiempo que se caracteriza por ser de “años difíciles”, que va entre 1966 y 1986. Durante ese período se producen escritos en un momento de emergencia del movimiento mapuche, marcado por acontecimientos como la recuperación de tierras usurpadas y las distintas consecuencias del golpe militar de 1973, especialmente la promulgación de leyes que permitieron la división de las tierras comunitarias. Pero fue en la década de los ochenta cuando el campo de la producción escrita se expande hacia otros ámbitos nunca antes explorados, como fue el caso de una hasta ahora incipiente dramaturgia y recopilación de epeu [cuento mapuche]. Del mismo modo, aparece un discurso que revindica fuertemente el idioma y el rescate de la historia. También en esta época aparecen los estudios de Anselmo Raguileo, profesor de castellano que dedicó gran parte de sus trabajos al análisis estructural del mapudungun, cuya obra culmina con la creación de un alfabeto mapuche elaborado a partir de los propios patrones culturales5.
16Por su parte, Domingo Curaqueo Huaiquilaf, en su estudio acerca de las formas culturales del pueblo mapuche, reflexiona sobre aspectos culturales y de cosmogonía que lo caracterizan6. También en el texto El mapuche en la estructura social chilena [1984], señala que la sociedad chilena determina condiciones sociales, económicas, políticas y culturales, pero que a pesar de todo los mapuche siguen siendo distintos y además perdura su identidad como pueblo. Es interesante la visión que la mayoría de estos autores maneja para referirse al tema mapuche, donde la noción de la diferencia cultural siempre está presente.
17A pesar de que las condiciones no eran las más favorables, la idea de movimiento mapuche empieza a circular a través de la escritura. También a través de ella se difunden las acciones colectivas que se llevaban a cabo tanto en Chile como en el extranjero, lo que permitió un fluido intercambio de documentación y experiencias con otros pueblos indígenas del mundo. Estos contactos marcarán nuevas formas de asumir el tema indígena, las cuales no estarán exentas de ideologías.
Escritos mapuche: un torrente fecundo
18Se podría afirmar que durante los años 1986‑1999 los escritos mapuche fueron un “torrente fecundo”, porque es el momento donde se concentra la mayor cantidad de producción escrita, la cual estuvo influenciada por posiciones ideológicas y sirvió como vehículo de diferentes interpretaciones sobre la problemática mapuche. Los trabajos fueron ensayos-estudios, poesía, narrativa, dramaturgia y creación colectiva; la producción siempre se mantuvo enfocada hacia una manera particular de mirar la situación de los mapuche, teniendo como referentes las costumbres propias y la ritualidad tradicional.
19En este tiempo surgen los estudios realizados por Elisa Loncón, quien escribe acerca de la creación de una estrategia para el desarrollo lingüístico del mapudungun y la necesidad de una política del lenguaje7. Entre las creaciones colectivas cabe destacar el trabajo realizado por el Centro de Estudios y Documentación Mapuche Liwen, cuya producción escrita surge en el marco de una reflexión sobre la realidad mapuche contemporánea, definiendo líneas de trabajo en torno a la relación entre Estado nación y políticas de desarrollo. Un aporte importante es la propuesta de articular un conjunto de conocimientos con la finalidad de construir una teoría de interpretación que dé cuenta de la relación de dominio que ha caracterizado el conflicto entre el Estado nación chileno y el pueblo mapuche. En este contexto surgen escritos como Pueblo mapuche: Estado y autonomía regional, de 1990.
20En relación a la poesía surgen importantes poetas como Leonel Lienlaf, Elicura Chihuailaf, Rayen Kvyen y David Aniñir, cuyas temáticas centrales serán diversos aspectos de la realidad mapuche, tales como la cultura tradicional, comunitaria y la realidad urbana. En cuanto a la narrativa, en 1997 aparece Miguel Antipán con Cuentos de un mapuche, donde se narran y se unen una serie de situaciones que viven los protagonistas, como es el caso de la experiencia de modernidad8. La narrativa es un campo inexplorado por los escritores mapuche, por lo que resulta interesante la obra de Antipán.
21En el caso de los temas de educación se aprecia un esfuerzo por introducir miradas que reivindican los conocimientos y las prácticas de los pueblos indígenas a través del enfoque de la interculturalidad. Mientras que en lo político, los principios de autonomía territorial y autodeterminación permiten cuestionar las ideas de asimilación e integración impulsadas por el Estado chileno a través de distintas políticas en el tiempo.
22Otro aspecto interesante fue la creación de obras de teatro con temáticas costumbristas y contingentes que tienen relación con reivindicaciones culturales del pueblo mapuche. Este tipo de producción fue realizada por el Grupo de Teatro Mapuche que estuvo vinculado en sus inicios a la organización Ad Mapu y luego al Consejo de Todas las Tierras. Por ejemplo, la obra titulada “El regreso de nuestros lonkos” [jefes mapuche], tiene como eje central el problema de la tierra que trajo como consecuencia la aplicación de las leyes promulgadas por la dictadura militar, donde se impusieron modelos culturales ajenos. Otro caso es el de la obra “Kilapan”, que posee una connotación histórica, pues presenta las dificultades que tuvo el jefe mapuche para mantener la resistencia ante una marcada tendencia por parte del pueblo de asumir la conducta que impone el Estado chileno.
23Este grupo de teatro también realizó una labor de recopilación de la tradición oral, como es el caso de la obra “El zorro y la liebre”, que se adaptó para el público infantil. En tanto, “Ñuke mapu” [madre tierra] representa la vida de una comunidad, el ahuincamiento [dejar de ser mapuche] de uno de los personajes que llega de la ciudad y los esfuerzos por reforzar la identidad mapuche del grupo. También introducen el tema del We Xipantu o Año Nuevo Mapuche en el marco de la revitalización cultural. Lo importante es que a través de la práctica teatral se va reforzando el mapudungun y la participación de los asistentes, quienes también aportan con sus conocimientos acerca de la cultura.
24Por otra parte, es importante destacar que en todo este proceso de escritura surgen nuevos planteamientos que se concentran en temas culturales, religiosos, educativos, históricos y políticos, los cuales producen un discurso. En este sentido, aparece una variedad de escritos: testimoniales, poéticos y descriptivos, que reivindican un pasado histórico pero que también dan cuenta de la realidad de despojo y la situación actual de la identidad mapuche. También comienza una especialización de los textos en temas como la lingüística, la historia, la antropología y la sociología, como una forma de discutir y cuestionar enfoques distorsionadores de la realidad cultural. En este contexto se proponen nuevas miradas que consideren conceptos más apropiados que provengan desde el interior de la cultura para lograr una interpretación más pertinente de la realidad mapuche. También resulta interesante el hecho de que algunos autores comienzan a dar cuenta de la dinámica y los conflictos que ocurren al interior de la propia cultura, abordando los tipos de relaciones que se dan internamente y con la sociedad chilena.
25Al dejar atrás la periodización que surgió para ordenar la investigación realizada hace ya bastante tiempo y repensar el tema de la escritura mapuche, surgen ideas que, si bien fueron mencionadas en ese estudio, vale la pena retomar en este ensayo. A continuación se presentan algunos de esos temas.
1. Escritura y conocimiento mapuche
26No se puede negar que a través de la escritura se quiere difundir un conocimiento o sabiduría mapuche, estrategia que ha sido utilizada por distintos pueblos, donde los autores escriben desde un lugar particular de la cultura y la identidad en la cual han sido socializados. En el caso mapuche se escribe desde posturas de reivindicación que tienen por objetivo valorar, transmitir y cuestionar la situación mapuche. Al escribir se utiliza un doble registro: mapudungun y castellano, dinámica en la cual hay un intento por escribir el idioma mapuche y, más aún, distinguirlo del castellano, como es el caso del Grafemario Raguileo. Esta es la primera diferencia que se establece al escribir, sin obviar las posiciones que van desde la cultura tradicional, hasta perspectivas interculturales y de nuevas relaciones con la sociedad y el Estado chileno.
27La producción escrita ha dado como resultado un cúmulo de conocimientos que tienen que ver con la realidad tanto del pasado como del presente de la cultura mapuche, las temáticas abordadas dan cuenta de la diversidad cultural, la heterogeneidad al interior de una cultura, una nación, un Estado, de un país. De esta forma, los escritos mapuche muestran una realidad pluricultural, sobre todo al demandar como grupo diferenciado el desarrollo y mantención de la cultura propia. Esto también se refleja en el simple hecho de describir y analizar la ritualidad, religiosidad, cosmovisión, la historia, como también el pensamiento y la emotividad a través de la poesía.
28En la actualidad, muchos mapuche escriben desde la disciplina en la cual se han formado profesionalmente. Estos estudios e investigaciones tienen un sello particular, una mirada o lógica distinta que proviene del lugar que tienen en la cultura y también el rol o papel que desempeñan o debieran cumplir al interior de su pueblo.
29Por otra parte, hay una tendencia hacia una mayor especialización de los escritos producto de la profesionalización, por esta razón aparecen cada vez más tesis, estudios e investigaciones realizadas por profesionales mapuche, que desde sus distintas disciplinas abordan las temáticas indígenas con enfoques y posturas propias. En la mayoría de los casos, sus escritos apuntan a establecer una situación donde se releva la diferencia cultural. De esta manera, se han creado espacios de discusión donde se proponen líneas alternativas de pensamiento que rompen con las oficiales y se crean nuevas argumentaciones, adoptando posturas más propositivas. Sin embargo, no se puede negar que en todo este proceso existe un distanciamiento entre la reflexión teórica y la práctica social, situación que amerita ser reflexionada entre los propios mapuche.
2. Mujeres mapuche y sus escritos
30El tema de la producción escrita por parte de las mujeres mapuche no se ha profundizado lo suficiente, siendo un aspecto que se encuentra pendiente y que encierra una serie de situaciones interesantes de conocer y analizar. En este ensayo sólo se presentarán algunas de ellas.
31Se sospecha que en la participación al interior de las comunidades y organizaciones mapuche, las mujeres fueron adquiriendo más protagonismo desde que saltaron a la luz pública. En esa dinámica también surge la escritura, donde las mujeres, desde una posición femenina, dan a conocer sus conocimientos, opiniones y vida interior, como en el caso de la poesía. Lo cierto es que en el transcurso del tiempo muchas mujeres mapuche han escrito, pero pocas han publicado sus trabajos o han logrado una mayor difusión de sus pensamientos.
32Al referirse a las mujeres mapuche es imposible no recordar a Zoila y Zenobia Quintremil, ambas profesoras normalistas y fervientes defensoras de sus ideas. Zoila Quintremil planteó propuestas de educación para jóvenes campesinos mapuche y en 1954 fue la primera mujer mapuche candidata a diputada. A Zenobia Quintremil se le recuerda porque hacía fervorosos discursos en la Plaza de Nueva Imperial, demandando educación para los mapuche, junto al dirigente Miguel Aburto Panguilef. Entonces no ha de extrañar que hayan escrito comentarios acerca de la situación que atravesaban los mapuche, sobre todo en el ámbito de la educación, pero de esto ha quedado pocas huellas que recién están siendo visibilizadas. Lo cierto es que no ha existido mayor interés por saber de ellas y si bien las hermanas Quintremil fueron conocidas en su época, muchas mujeres como ellas han permanecido en el anonimato.
33En los últimos años y desde la poesía, varias mujeres mapuche han irrumpido, pero aquí también ocurre la misma situación anterior en el sentido de que varias mujeres son reconocidas por la poesía que escriben, pero pocas han logrado publicar sus trabajos y acceder a la esfera pública, en el sentido de estar bajo las mismas condiciones que los poetas hombres. En este contexto surgen nombres como Rayen Kvyen, quien en Luna de los primeros brotes [1996] y en Lunas y Cometas [1998] da cuenta del proceso de conquista y resistencia mapuche, haciendo de paso una denuncia social. En tanto, Graciela Huinao escribe Walinto [2001], un libro de poemas en mapudungun y castellano, una autora que también ha incursionado en la narrativa con una serie de cuentos titulados La nieta del brujo [2003], creados a partir de relatos que ella escuchó de su madre y sus abuelos. También está el caso de María Teresa Panchillo, reconocida poeta que se caracteriza por hacer una recuperación del pasado mapuche, aunque también aborda temas actuales y contingentes que afloran desde su activa participación en las organizaciones. Por su parte, María Huenuñir, en su poemario Malen Mapu. Niña de campo [2003], habla de su vida en el campo, de la naturaleza, de sus abuelos y la manera en que se descubrió como poeta.
34Lo interesante es que a través de la escritura, las mujeres mapuche han podido acceder a la esfera pública que por lo general esde dominio masculino. Este escenario viene a romper con la visión tradicional que circunscribe a las mujeres al espacio doméstico, de acuerdo a la histórica división sexual del trabajo.Un ejemplo de esta realidad es que algunas mujeres mapuche han partido desde sus comunidades rurales y se han ido a trabajar como empleadas domésticas a la ciudad, y en el proceso de participación en organizaciones mapuche han podido dar a conocer sus escritos, especialmente en el ámbito de la poesía, donde son reconocidas e invitadas para hacer presentaciones. En este caso, podemos apreciar que las mujeres transitan tanto en la esfera privada [doméstica] como en la esfera pública. Y para vencer ciertos estereotipos, se puede afirmar que existe una frontera fluctuante entre ambas, pues “no todo lo público es masculino ni todo lo privado es femenino”9. Las mujeres mapuche, desde la producción escrita, han dado cuenta de este hecho.
35Con el correr del tiempo han surgido nuevos escritos, sobre todo con la profesionalización de las mujeres mapuche: estudios más especializados en el área de las ciencias sociales, la pedagogía, el derecho y la lingüística. Cada vez son más las tesis que están produciendo las mujeres donde el tema central es la cuestión mapuche y las de otros pueblos indígenas.
36En este tipo de estudios es importante mencionar a María Catrileo Chiguailaf, Master en Lenguas, cuyos trabajos se han orientado a la preparación de materiales para la enseñanza del mapudungun, tanto oral como escrito. Entre sus obras se encuentra “Consideraciones lingüísticas para el grafemario uniforme para el mapudungun” [1984] y “Concepto y forma de la cuantificación en mapudungun” [1995]. Sin embargo, su aporte más importante es el Diccionario Lingüístico-Etnográfico de la lengua Mapuche. Mapudungun-Español- English [1996]. La autora deja en evidencia que el mapudungun es un sistema lingüístico de comunicación y unidad étnica, que se encuentra relacionado con las manifestaciones culturales mapuche, donde el contexto social y cultural resultan cruciales para mantener la práctica del idioma. Con este enfoque, la autora deja en claro la unidad que existe entre lengua y cultura10.
37En general, los escritos mapuche aparecen como una manera de dar a conocer o transmitir situaciones particulares de las mujeres, que siempre están relacionadas con la comunidad, la organización y el pueblo. En términos generales, brotan ideas reivindicativas como parte de un pueblo, sin embargo, están apareciendo posturas que cuestionan la situación de la mujer mapuche al interior de la cultura tradicional, como es el caso de América Painemal, en cuyo escrito titulado “El velo de la mujer mapuche” [2004], señala la emergencia de organizaciones de mujeres por la falta de espacios en las mixtas, debido a que son los hombres quienes toman las decisiones. También menciona la necesidad de abordar situaciones de discriminación y maltrato intrafamiliar al interior de la comunidades y la violencia a que están expuestas por los allanamientos en las comunidades que se encuentran en conflicto con las empresas forestales, dirigiendo esta demanda hacia las instituciones públicas para que asuman el tema de la mujer indígena, dejando de lado la perspectiva asistencialista11. De esta forma, la emergencia de temas e ideas desde una visión o percepción femenina resulta interesante y constituye un aporte para la discusión de situaciones que permitan mejorar las relaciones de género y enfrentar la desigualdad, que puede darse tanto al interior de la cultura como en relación con la sociedad y el Estado chileno.
38Finalmente, hay que destacar que en la actualidad muchas mujeres mapuche escriben y que en esta oportunidad sólo se han mencionado algunas.
3. Escritos mapuche y patrimonio cultural
39La apropiación de la escritura en castellano posee aspectos funcionales, principalmente el poder difundir masivamente elementos culturales, registrarlos y conservarlos en el tiempo, como ha venido ocurriendo desde comienzos del siglo xx con textos y documentos que han pasado a integrar el patrimonio cultural mapuche. Por esta razón, es relevante reconocer que en las obras de cada uno de los autores existe una preocupación por dar a conocer distintos aspectos de la cultura material y simbólica que forma parte del patrimonio cultural mapuche, el cual se ha mantenido y transmitido de forma oral, y que una de las maneras como se difunde públicamente es a través de la escritura.
40Entendiendo el patrimonio como aquella herencia cultural colectiva que pertenece a todos los seres humanos que forman parte de una cultura y un pueblo, el manejo adecuado de esta noción es vital al momento de exigir los derechos colectivos, también validar el cuerpo de conocimiento que tienen los mapuche ante aquellos dominantes y oficiales. Por esta razón, se puede afirmar que el conocimiento que contienen estos escritos forma parte de un patrimonio que constituye un legado exclusivo del pueblo mapuche. Un acervo cultural que posee un significado particular debido a que adquiere un sentido desde la perspectiva cultural propia y del pueblo que lo considera suyo. De esta manera, se advierte la importancia de recuperar grados de autonomía que aseguren un control efectivo de dicho patrimonio cultural [Bonfil 1999]. Por eso la necesidad de pensar de una forma que permita reconocer y valorar un patrimonio cultural mapuche que se considera propio y que las nuevas generaciones sientan la obligación de mantenerlo, mientras que la obligación de otras sociedades y pueblos es respetarlo.
Conclusiones
41Se puede concluir que la categoría de “escritos mapuche” surge porque son los autores quienes denotan esa distinción, principalmente por la forma en que abordan el tema mapuche. Escriben desde una lógica que parte de la cultura a la cual pertenecen y de la visión colectiva que se ha construido al interior del pueblo mapuche para abordar de una forma más pertinente la situación que se vive, especialmente en lo referente a la tradición, las costumbres, el rol de autoridades tradicionales, el derecho colectivo, así como las demandas y perspectivas futuras como pueblo. Estos escritos surgen como una forma de superar las visiones sesgadas y los estereotipos sociales que se han construido desde la sociedad nacional chilena. Sus autores establecen diferencia entre la sociedad mapuche y la chilena para evidenciar que existe una trayectoria histórica y cultural que es distinta. En este sentido, esta visión que surge desde lo étnico es un aporte al desarrollo dinámico y a la variación interna de la cultura y de una nación, así como a la diversidad y el pluralismo cultural.
42La particular manera de concebir y abordar el conocimiento por parte de los autores mapuche resulta interesante, porque prevalece la perspectiva proveniente “desde lo mapuche”. Esto da cuenta que el conocimiento también es diverso, pues tanto la interpretación, producción y articulación dependen de la cultura de la cual emerge, de esta manera la visión mapuche siempre favorece lo colectivo, comunitario y organizacional.
43Al entender las relaciones que existen entre conocimiento y patrimonio cultural mapuche, es posible proponer que la producción escrita forma parte de este patrimonio. De tal manera, resulta imprescindible tener claro en la actualidad los variados componentes que debe tener o mejor dicho, manejar, dicha idea de patrimonio cultural mapuche, es decir, una idea que contenga una perspectiva propia de aquellos elementos constitutivos patrimoniales y frente a ellos lograr un control más autónomo. Igualmente, los escritos de las mujeres constituyen un aporte porque muestran la mirada femenina que se hace pública, también la situación al interior de la cultura, la relación con la sociedad y el Estado chileno.
44Finalmente, se puede apreciar que los autores dan cuenta en sus escritos de la tradición, las costumbres y el contexto rural y/o urbano en que se encuentran viviendo los mapuche, así como sus demandas y reivindicaciones, ya sea a través de la poesía, obras teatrales, narrativa, estudios e investigaciones. También en este proceso adoptan posturas propositivas con el afán de cuestionar la “visión oficial”, especialmente aquellos que provienen de distintas disciplinas, como es el caso de la lingüística, la historia, la sociología, la antropología y la pedagogía, desde donde se esbozan líneas alternativas e interpretaciones que comienzan a circular en la propia cultura.